¡Ten compasión, piedad,
amor! ¡Amor, piedad!
Piadoso amor que no
nos hace sufrir sin fin,
amor de un solo
pensamiento, que no divagas,
que eres puro, sin
máscaras, sin una mancha.
Permíteme tenerte
entero... ¡Sé todo, todo mío!
Esa forma, esa
gracia, ese pequeño placer
del amor que es tu
beso... esas manos, esos ojos divinos
ese tibio pecho,
blanco, luciente, placentero,
incluso tú misma,
tu alma por piedad dámelo todo,
no retengas un átomo
de un átomo o me muero,
o si sigo viviendo,
sólo tu esclavo despreciable,
¡Olvida, en la niebla
de la aflicción inútil,
los propósitos de
la vida, el gusto de mi mente
perdiéndose en la
insensibilidad, y mi ambición ciega!
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